LUSACO
Si los antecedentes inmediatos de un jugador lo avalan como goleador, las exigencias siempre serán mayores en cualquiera que sea el club al que llegue a brindar sus servicios profesionales.
Cuando el hondureño Darwin Ramírez llegó al país para vestir la casaca del Deportivo Ocotal nadie hubiera apostado a que se convertiría en el referente ofensivo de la escuadra pinera. Sin embargo lo fue.
Torneos más tardes los goles de Ramírez conquistaron a la dirigencia del desaparecido VCP y el “venado” llegó a occidente para hacer goles con la casaca chinandegana. Y los hizo.
En Diriamba desde los tiempos de Sergio Gago, Chema Bermúdez, Lester González y Carlos Novoa, el CACIQUE DIRIANGEN FC no ha vuelto a tener un atacante intimidante, contundente frente al área rival y goleador por excelencia. Ya ni se diga un jugador del calibre del también hondureño Nelson Rosales allá por 1996.
Para el actual Torneo de Apertura 2010-2011 la directiva cacique estaba clara y convencida de que una de las debilidades del club era la ausencia de un goleador y aprovechando las circunstancias atraparon a Ramírez proveniente del occidental VCP para reforzar el ataque blanquinegro.
Si bien es cierto en los primeros encuentros el “venado” no ha perforado las redes contrarias, no es motivo para que la afición se desespere, pues los goles llegarán más rápido si la gente creativa genera más oportunidades y si el mismo Ramírez comienza a jugar más en colectivo que en el plano individual.
Darwin posee habilidades y características de un goleador: rapidez, potencia, colocación y oportunismo. Lo que falta –y ha sido evidente- es mayor acoplamiento con sus compañeros, asimilar el sistema de juego y aprovechar las que su mediocampistas puedan generar.
El gol lo tiene y seguramente Ramírez se reencontrará con él, besará la red y generará euforia en los seguidores diriangenistas y sino lo hace, será uno mas de esos que les “pesa” vertir la rayada blanquinegra.
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