Cualquier lugar era útil para apoyar al equipo de casa.
Buscando el mejor ángulo para no perderse ni un solo detalle.
Contagiante sonrisa de una señorita aficionada del tren del norte.
Una muestra de que aún se puede y debe disfrutar el fútbol en familia. No hubo violencia, no hubo salvajismo.
La bandera con el escudo del Real Estelí no podía fallar.
Sin dudas el texto en esta camisa llamó mucho la atención.
Este niño aprovechó la espera para leerse FUTBOLEROS... la revista del Fútbol Nicaraguense.
Rojo y blanco imperó en varios diseños de camisas del REAL ESTELI.
Aplausos para el REAL ESTELI.
Aficionada norteña con su gorro rojiblanco.
Los colores rojiblancos se tomaron el Rufo Marin.
Encontrar un lugar vacío era un reto, por eso desde tempranas horas el público comenzó a llegar.
El Estadio se llenó desde 2 horas antes del inicio del encuentro, dando tiempo para conversar.
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