lunes, 1 de julio de 2013

ENTRE LOS ESTUDIOS Y EL FUTBOL

Téllez vistiendo la casaca del DIRIANGEN FC.
Letzira Sevilla B.
Originario de Masaya, una región tradicionalmente beisbolera, el arquero Diedrich Téllez empezó a forjarse cuando apenas tenía 13 años, gracias a la influencia de su papá, aunque había jugado beis.
 
“Él  es gran fanático, todavía juega futbol y ya le prohibieron que lo hiciera pero dice que prefiere morirse en el campo. Él tenía un equipo en Masaya, yo jugaba de defensa pero un día falló el portero y mi papá me dijo que lo supliera, para eso me aconsejó  que parara lo que tuviera que parar y que si no tenía agallas en esa posición no iba a servir para nada. Esas son las palabras que me quedaron en la mente”, compartió el portero del Managua FC.
 
Estuvo en la selección sub-17 de Nicaragua que fue a un torneo en Guatemala.  Su llegada hasta ahí fue superando diversas eliminatorias y en él no solo se vieron cualidades futbolísticas sino el apoyo que le daba al equipo,  tratando de subirle los ánimos.
 
“En Primera División inicié en el Diriangén en 2002, lo hice como tercer portero para una cuadrangular. Después me fui al San Marcos pero solo estuve media temporada”, recuerda.
 
Su salida se debió a motivos de estudio, porque su familia deseaba que centrara su atención en sus estudios universitarios y el futbol lo distraía, dejó la Primera División pero se mantenía jugando en Masaya (futbol sala).
 
“Después el profesor Leiva me mandó a decir con Milton Bustos que me presentara a una selección sub 23, pero como mi mente andaba en otras cosas me fui y hasta después entré a la selección de futbol sala”, recuerda. 
 
En 2010, con sus estudios de Derecho culminados, regresó al Diriangén FC como portero titular en ese torneo en el que afirma jugaron una final que siente estuvo marcada por anomalías que afectaron al Cacique. El secreto de su buen suceso en el fut lo encierra en que practica al 100% porque siente que debe dar todo sin importar lo que esté  ganando financieramente.
 
Uno de sus sueños se cumplió al ser llamado a  la selección nacional: “yo nunca la creí porque pensaba que había porteros mejores que yo y cuando el profesor William Espinosa me dijo que estaba convocado no lo creía. Con ese nerviosismo de si era o no me dejé ir a la convocatoria y estando en la escuela de talento me lo confirmó Enrique Llena y fue bonito porque me gusta contribuir al país.
 
A sus 28 años, siendo abogado de un prestigioso despachos de abogados,  su meta en el futbol es jugar  2 años más, seguir trabajando al ciento por ciento porque está  tratando de llegar a la madurez que muchos jugadores quieren para poder ser un líder en su equipo.